Últimamente no sé qué creer, qué pensar… qué sentir. Un
chorro abrumador de sensaciones ha llegado de forma descontrolada a mí.
Hago una distinción entre esperanza y realidad:
Esperanza:
He conocido a gente que merece la pena, conservo a mucha
gente que me quiere, y ciertos actos que merecen su propia entrada hacen que no
me pierda en mis lamentos, que siga adelante, que tenga un motivo para existir.
Realidad:
Me ha fallado mucha gente que creía conocer bien, a modo de
conjunto, con un ataque muy gratuito. Esto me ha enseñado que no todo es tan
bonito como lo pintan, que la verdad puede doler y que nadie puede ser feliz si
hay alguien que pueda impedirlo.
A todo esto quería que fuese una breve entrada introductoria
para la siguiente, que va a ir dedicada, con mucho cariño y aprecio a una
persona un tanto especial.
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