Otro día más perdido entre lamentos, otro día de paz en la
ignorancia, otro día de lucha contra ti mismo, contra ese ser insaciable de
mejorar tu vida… mejorar tu vida.
Mejorar tu vida, algo tan subjetivo como el ser en sí. ¿Qué
pretendemos mejorar? ¿Qué es para mí mejorar? Tantas preguntas y tan pocas
respuestas… todo el mundo intenta llenar el vacío que, como simples humanos
sociales, tenemos tendencia a crear en nuestro ser. Todos buscamos una persona que
nos haga ver algo más allá de lo convencional.
El otro día me preguntaron “¿Crees que alcanzarás la
felicidad?” eso me hizo sopesar muchas cosas, pues aunque suene un tanto dependiente, no puedo ser feliz sin
sentir un cariño ajeno. Ese cariño que solo te puede aportar una pareja que te quiera.
Será que mi vida es tan carente de sentido propio que busca una razón de ser,
un método para demostrar que soy útil, que estoy aquí para algo y que siempre
estaré grabado en el recuerdo ajeno.
La respuesta a dicha pregunta fue una pregunta retórica… “¿Qué
sentido tendría mi vida si carezco de dicha esperanza?”. Un error en sí mismo
pues aun con dicha esperanza, mi vida a veces carece de sentido al igual que a
veces estoy desesperanzado por algún hecho que me afecte y no por ello mi vida
pierde totalmente su sentido.
Y sigo en la búsqueda de alguien a quien dar cariño
incondicional, alguien que me llene y me fascine, alguien a quien cuidar y mimar…
ahora vivo sintiendo cosas un tanto contradictorias, siento alegría y pena.
Alegría pues he conseguido hacer feliz a dos personas que valoro en gran parte
y se lo merecían y pena pues veo que hace mucho que no siento la ilusión de un
romance, un primer beso tímido y torpe, un silencio cómodo por la timidez de
una cita, una caricia inesperada, un abrazo caliente y protector, un halago que
te llene…
Deseo sentir otra vez eso,
aunque debe ser con la chica correcta, por lo tanto no me dejaré llevar por
falsos cariños que ocultan un cercano “hasta luego”.
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